Si bien técnicamente desde Oklahoma veníamos transitando la mística ruta 66, lo cierto es que el tramos mas largo y autentico de la antigua ruta se encuentra entre Flagstaff y las vegas.

Es difícil por momentos mantenerse en la 66 ya que todo el tiempo desaparece y se convierte en una autopista ( HWY 40).

Si uno apaga el GPS y sigue los carteles se puede recorrer gran parte de la mística ruta, donde se pueden ver los típicos moteles de las películas, pueblos casi abandonados y trenes prácticamente infinitos.

Luego de 750 km llegamos a las Vegas y como para que nos llamara mas la atención lo hicimos de noche.

Es increíble la cantidad de luces, carteles, monumentos y obras de arte gigantescas que tiene esta ciudad.

Para quien no la conoce, la zona de los casinos es como si hubieran metido diferentes lugares conocidos del mundo los hubieran licuado y hubieran desparramado el resultado sobre las vegas boulevard.

Cada mega casino, que a su vez es un hotel tiene una temática y toda su arquitectura es en torno a la misma.

Por ejemplo un casino se llama NY y en el mismo se pueden ver, la estatua de la libertad ( no mucho mas chica que la verdadera) copias de los edificios mas famosos de NY y el puente de Brookyng en una manzana, otro de llama France y tiene una torre Eiffel de unos cuantos metros replica de la verdadera y así siguiendo por Venece que es como una replica de Venecia donde en sus piletas que figuran las calles de la ciudad italiana, hasta circulan góndolas de verdad.

Este punto en nuestro viaje, que fue mas que nada de paso hacia California, nos permitió visitar la Presa Hoover sobre el río colorado y estudiar en profundidad como se le ha dado solución a una zona árida y semiárida mediante esta obra que tiene mas de 90 años.